jueves, marzo 29, 2007

Sobre Los Dias

Hace unas semanas fui testigo de cómo varios compañeros felicitaban a una colega. Un poco apurado y sin saber qué hacer, fui a darle un beso y un abrazo y le dije “Feliz Cumpleaños”. Recibió el abrazo, pero se rió diciendo que no era su cumpleaños. Quedé desconcertado. Entonces lancé el salvador “¡Felicitaciones!”; un guante lo suficientemente grande para que se amoldara a cualquier necesidad. Con una satisfacción inmensa, dio las gracias y siguió su camino… era el Día Internacional de la Mujer.

¿Día Internacional de la Mujer? ¿Qué se supone que se tiene que hacer ese día? Ni idea. Fijo lo pusieron bien lejos del Día de la Madre para no dobletearse. De los 365 días del año espero encontrar un día libre a ver si propongo no sé a quien, un día Internacional de algo: Día Internacional del Silencio, del Tartamudo, de la Soltería, o Día Internacional de la Bacanería. Una propuesta absurda a ver quién coge la caña.

El recuerdo de Días Internacionales me remonta al Día de la Paz y al Día de la Tierra, los cuales no registran fecha en mi memoria. Sé que existen pero ni idea cuándo. El Día de la Paz, instituido cuando Belisario fue Presidente, era cuando uno podía grafitear calles y paredes (sin que nadie se quejara) con palomas blancas, sonrientes, obesas y de sólo un ala. Las habilidades artísticas se ejercitaban pintando, dibujando o coloreando tal símbolo. Por otro lado, en el Día de la Tierra uno llevaba al colegio una bola de icopor (globo terráqueo) con una carita feliz y se hablaba de todas las cosas malas y en muchos casos invisibles y abstractas, que se le estaban haciendo al planeta. Esos días resuenan y permanecen en mi memoria como días de manualidades y de experiencias artísticas.

De vez en cuando me percato por la radio cuando se celebra el Día del Ingeniero, del Odontólogo o del Maestro y corro a llamar a todos los ingenieros, odontólogos y maestros conocidos para felicitarlos. Eso sí, nunca he sabido que exista Día del Vendedor Ambulante o Día del Peluquero o del Embolador. Al parecer esos cargos no son dignos para tener “Días”. Y a la larga, ¿quién decide y a quién se le asigna el bautizar uno de los 365 días del año? Estoy seguro que el Día de San Valentín y el Día del Amor y la Amistad nace producto de una conspiración clandestina de dueños de moteles, floricultores y productores de chocolates. Muy posiblemente se hizo una reunión secreta en un cuarto oscuro con estos personajes para crear el concepto de un Día -muy cerca del pago de la quincena- donde se ofrecen promociones 2x1 en moteles, flores y chocolates para adornar el concepto del amor y la amistad. Todos los días deberían ser de amor y amistad, pero sólo en esos se regalan cosas.

Intrigado por su origen, investigué la razón de la existencia de los “Días”. Días de Observancia les llaman, cuyo objetivo es el concientizar a las personas, hacer monumentos invisibles alrededor de temas de interés mundial, etc. El concepto está claro, a pesar de no conocer su efectividad. Curioso por el tema, encontré una página Web de las Naciones Unidas donde describen los Días de Observancia. Me emocioné al ver ya olvidadas las fechas del Día de la Paz y de la Tierra (21 de septiembre y 5 de junio), y las acabo de destacar en mi calendario. Además de estos “días”, hay un centenar que pasaba por alto todos los años. Por ejemplo, el 22 de marzo es el Día del Agua. A simple vista el día más chévere… tomar agua todo el día, bañarse en la piscina, ir al mar, hidratarse, etc.… o ¿será que es más acerca de concientizar sobre del uso de este recurso y hasta abstenerse de ir al baño? Día Mundial de la Salud, en el cual los médicos hacen su agosto a pesar que es el 7 de abril. Hay un Día Mundial de la Juventud, y otro de las Personas de Edad, ni idea qué se hace estos días ya que la edad es psicológica. El 10 de octubre es el de la Salud Mental. La gente se volvería loca sin un día como esos. El 21 de noviembre es el Día Mundial de la Televisión; ¡a ver novela todo el día!; que las grandes corporaciones pauten y embrutezcan aún más a los televidentes.

A propósito de celebraciones de ”Días”, recuerdo una anécdota sobre mi abuelo cuando, no sé por qué razón, terminaba sus estudios de bachillerato en el Colegio Ramírez de la entonces gélida ciudad de Bogotá. En ese entonces su profesor de Humanidades, un rolo pretencioso natural de Facatativá, “todo de negro de la cabeza hasta los pies vestido” como Felipe II de España, el 19 de julio, víspera del Día de la Independencia, delante del curso, con rostro solemne y actitud imperativa, le preguntó: “Ala costeño, usted que sabe tanto nos podría exponer brevemente ¿Qué pasó el 20 de Julio?” Mi abuelo se quedó por momentos pensativo y respondió: De qué año, profesor? Cuentan que el “¡plop!” de Condorito quedó chiquito para describir la cara de piedra y el desconcierto del ilustre humanista profesor de Facatativá.

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